
Estuve viendo de nuevo La Balada de Narayama. Como toda gran obra de cualquier género, cada vez que la reexaminamos descubrimos nuevos detalles y aspectos, que desencadenan nuevas reflexiones.
La viejita tiene una actitud en la historia que parece abominable para los “padrones de bondad” a que estamos acostumbrados.
La aldea toda por consenso, decide que tienen que acabar con toda la “línea de sangre” de una familia que roba, sobreponiendo los propios intereses a los de la colectividad como un “todo”.
Antes de eso, un nieto de la viejita ya había adoptado como novia una muchacha de la “familia podrida”, incluso ya estaba esperando un hijo del relacionamiento. Y también, la viejita y su hijo mayor (suegro de la muchacha embarazada) ya habían descubierto que la “nueva integrante de la familia” les robaba alimentos para llevarlos a su antigua familia. El suegro castigó a la nuera con el apoyo de la viejita, pero no comunican al resto de la familia y ni a la comunidad de aldeanos el delito de la muchacha…
Después de la decisión del “consejo de aldeanos” de eliminar aquélla “línea de sangre malo” del poblado (a través de los tiempos, los ancestrales de la actual “familia podrida” ya venían siendo castigados por el mismo delito) la viejita, sabiendo la fecha en que la “ejecución sumaria” del grupo familiar será efectuada, manda a la muchacha (que carga en la barriga el propio biznieto) a pasar la noche en casa de sus familiares, exactamente en la noche en que ocurrirá la “ejecución colectiva”…!La muchacha acaba sepultada viva junto con el resto de la familia!...
El nieto de la viejita enloquece, no solo por la pérdida de la mujer y del hijo que iría a nacer, mas principalmente por el comportamiento de la abuela, al mandar premeditadamente a la muchacha a pasar la noche con su familia original, exactamente en la “noche fatídica”… La viejita no responde a los “porqués” desesperados del nieto… El propio hijo (suegro de la “muchacha ejecutada”) quiere saber las “razones” de la viejita… Esta dice que la hora de ella ir para Narayama está llegando, y allí encontrará al biznieto (que no nació) y la madre de este… Y se entiende, que las “razones” de ella, son las de querer lo mejor por la comunidad, y si esta había decidido que lo mejor era acabar con toda la “línea de sangre” del grupo familiar “podrido”, no podría enfrentar la “decisión colectiva” por motivos personales… Ella levanta otra cuestión también: si la vida de “este lado de la realidad” es tan difícil que los “viejos” son eliminados para no sobrecargar la comunidad con “cargas inútiles”, ¿Por qué continuar cargando “parásitos de la sociedad” como son los ladrones?... Una nuera de la viejita apoya esta, diciendo que otros chiquillos nacerán en la familia, y sin el “lastre” de cargar una sangre tan dudosa como el de aquél chiquillo que fue impedido de nacer…
La viejita se parece más con un Arjuna, que guiado por Krisnha, se levanta en armas y va a la guerra contra los propios parientes (del clásico hindú Bagavad Gita) que con la “viejita buenita” que se limita a apoyar y distribuir cariño para sus descendientes, de nuestros dudosos “padrones de bondad”… Esa viejita me entendería lo que yo quería decir hace algunos días atrás, cuando escribí criticando nuestros “padrones burros” de bondad, que defienden el “derecho a la vida” de “parasitas sociales” que actúan en relación a la “Sociedad como un Todo” como verdaderas “bacterias patogénicas” (especie homo egoicus) y contaminan y comprometen hasta la salud de la Biosfera o “Ser Global”…
Otro detalle menor de la historia, es que contiene también una versión del clásico griego
Edipo Rey. El hijo mayor de la viejita mató su propio padre en el pasado. Los conflictos entre padre e hijo empezaron por que el primero se resistía a la idea de mandar su propia madre para Narayama conforme la Regla Social establecía… El hecho curioso, es que la situación se repite después de algunas décadas: Ahora es el propio parricida del pasado que se resiste a cumplir la Regla, no queriendo que la madre vaya para Narayama… La diferencia destacable que se sobreentiende entre las dos situaciones, es la “madurez” de la viejita, que hasta impone su “voluntad” contra la del hijo, obligando este a llevarla para Narayama…
Otro detalle de gran “fuerza dramática” es el contraste entre dos “formas de enfrentar la muerte”: Por un lado, la viejita, hasta feliz, como quien va para “descansar después de una extenuante jornada”; mientras otro viejo, que también tenía que ir para Narayama en la misma época, resiste a todo costo a “ser llevado” para la montaña… Este proporciona un espectáculo deprimente con su comportamiento… Incluso, la propia viejita ya había dado una dura reprimenda en el viejo por su comportamiento, poco antes de la “partida” de los dos para su “destino final”… Ella le dice que los “santos” que esperan por los dos en el “Otro Mundo”, están decepcionados con él, que tiene que controlarse y someterse a la Regla Mayor…
Es emocionante también, el momento de la despedida de madre e hijo, este que la acompañó hasta su destino final en la montaña… Y la viejita adoptando una “posición de oración”, semi-enterrada en la nieve, y el hijo yendo y volviendo por el camino de la aldea, sin resignarse a dejar la madre sola… inventando “pretextos” para se justificar ante su madre que lo manda de regreso para la aldea… La viejita volviendo al Lar del Padre Eterno después de cumplida su “misión terrestre”…
¿Y el “viejo fugitivo”, no lejos de allí, como andaba enfrentando su propio “destino final”?... Según lo que sugieren los “esquemas reencarnacionistas”, él (su alma o espíritu) con sus “apegos” que tiene a las “cosas de este mundo”, debe estar “perdido entre dos mundos”, sin encontrar la “puerta de entrada” para ninguno de ellos…
¿Y el hijo de la viejita, tan “firme de propósito” al querer obligar al propio padre a cumplir La Regla, y tan débil en la hora de él mismo tener que cumplir la misma Regla, cual su situación verdadera para enfrentar el “vacuo” dejado por la progenitora en los años que le restan antes de ir también él propio para Narayama, en busca de su “destino final?... El cuenta con dos o tres décadas de vida más, para llegar al “grado de madurez” al que su madre llegó…
Otro detalle que observé en la historia, es a respecto del “ritual” que es seguido durante la “caminada final” para Narayama… Algunos pasos de ese “ritual” coinciden con lo que yo me propongo en mi caso… como ejemplo: “salir sin ser visto”… Por otro lado, en mi caso voy a ser hasta más radical en otro detalle, como el que dice:
El acompañante no debe mirar para atrás en su vuelta para la aldea… ¡En mi caso, ni acompañante tendré!... Espero que ningún ojo humano me vea por allá en mis últimos momentos… ¡y ni siquiera cuando esté subiendo para mi Enfrentamiento Final!
Alto Paraíso – 12 / XI / 1998.