
Desde crio me espejé en “modelos heroicos”, para imitarlos en mi “trayectoria de vida”…
Pero una cosa es leer historias de héroes sin salir del espacio confortable dentro de las cuatro paredes de tu cuarto, y otra cosa es salir a los “campos de batalla” que la Vida pone a nuestra frente, durante el recorrido del CAMINO…
Pero tuve suerte también, de contar con el “ejemplo” de parientes, estos los cuales ya habían enfrentado grandes desafíos en sus vidas, y salido “vencedores” en ellos (ENCUENTROS, cap. 7, http://angelnavaridas.net.zip histórico 20/01/2008 a 26/01/2008).
Temprano también en mi Vida, me envolví en situaciones peligrosas que me dieron un “temple” más fuerte que la media de los seres humanos, como relataba en ese opúsculo citado, ENCUENTROS…
Mis tiempos de “minero” (pasé dos años trabajando en Potasas de Navarra) fueron cruciales dentro del recorrido de mi CAMINO DE VIDA… Por aquéllos tiempos, tuve que soportar críticas sobre “comportamientos” míos, que no podía replicar en la época, y lo haré ahora aquí…
A pesar de yo pasar mi infancia y juventud haciendo trabajos brazales brutales, principalmente en Fundiciones Alsasua, siempre dediqué gran parte de mi “tiempo libre” a los estudios, incluyendo entre éstos, cursos profesionales por correspondencia (en Alsasua, donde yo vivía, en aquéllos tiempos, apenas se podía estudiar el curso primario, y esto para muchos hasta era “lujo inalcanzable” como era mi caso, que tuve que alternar trabajo y estudio desde mi más tierna infancia: jóvenes alsasuarras estudiando, solo podían ser encontrados entre los que nacieron dentro de familias de la élite local tradicional, y en la Capital de la Provincia de Navarra, Pamplona).
Cuando yo tenía 23 años, ya había completado el Curso por Correspondencia de Delineante Mecánico, y el paso lógico siguiente, sería ir a vivir, trabajar, y continuar estudiando en alguna Capital, para allí intentar encontrar algún servicio donde pudiese aplicar los “conocimientos teóricos” que tenía (situación complicada, pues los que se emplean en esa área de trabajo, empiezan a los 14 ó 15 años de edad, y yo ya estaba con 23 como dije)… Y todavía ocurrió otro “factor complicador” a entrabar mi vida: mi padre y mi madre estaban enfermos por aquéllos tiempos, tenía dos hermanos menores, y el único hermano que trabajaba en la fundición junto conmigo, fue a cumplir el Servicio Militar Obligatorio: el peso de toda la familia quedó sobre mis espaldas, pues la paga que mi padre recibía del Seguro de Enfermedad era irrisoria… Si yo fuese a la Ciudad para resolver mi vida y mi futuro, seguramente que mi familia pasaría necesidad... Tuve que escoger entre guardar mi Diploma de Delineante en un armario o colgarlo en la pared como mero “objeto de adorno”…
Pero ocurrió por aquéllos tiempos también, un hecho que amenizó la situación en la Fundición donde trabajaba: contrataron una empresa para dirigir la implantación del sistema Bedaux de “valorización científica del trabajo” (una “moda” pasajera que estuvo intentando se implantar en los ambientes de trabajo en la década de 1960, y que desapareció tan rápidamente como llegó)… Ellos hicieron un examen de selección entre los operarios, pues necesitaban de formar “cronometradores” que conociesen bien los trabajos de la fundición, para poder dar “valores” y precios a esos trabajos… Yo fui uno de los seleccionados entre los que se presentaron en el día del examen… Aquello que parecía un “sueño imposible”, de cambiar las herramientas pesadas del trabajo brazal que efectuaba desde los tiempos de crío, por las herramientas del Dibujo Mecánico, tomó un rumbo inesperado: Dejé de lado las herramientas pesadas… pero diferente de lo que pensaba, las cambié por el cronómetro, un lápiz y por calculadoras!...
Después de un año dando “valores” a los trabajos que efectuaban mis compañeros en la fundición (un trabajo ingrato, pues levantaba sospechas y críticas entre mis ex compañeros de haber tomado el “partido del empresario” en perjuicio del empleado, y dando “valores” inferiores a los que los trabajos realmente merecían como “recompensa”) apareció un anuncio en un periódico de Pamplona anunciando exámenes de selección para cronometradores en la mina de Potasas de Navarra, con un salario unas 6 ó 8 veces superior al que recibía en la Fundición: me presenté al concurso y a pesar de haberse presentado más de 100 aspirantes de todo España, yo fui uno de los dos escogidos… Yo sabía que el trabajo podría ofrecer “peligros” (el salario era alto porque incluía primas de peligrosidad, insalubridad y nocturnidad) pero tuve que “arriesgar” para no dejar “financieramente desamparada” a mi familia (en el opúsculo ENCUENTROS, ya citado, aparecen algunos pormenores de aquéllos mis “tiempos de minero”)…
Pues bien, con mi salida definitiva de la Fundición, escapé de las críticas de mis ex compañeros de trabajo, pero no totalmente, pues llegué a enterarme de “bulos” que levantaron contra mí, diciendo que yo llevaba una “vida de rey” en Pamplona y había dejado pasando necesidad a mi familia en Alsasua… La verdad es que yo solo dejé de ayudar a mi familia después que mi padre volvió a trabajar, después de muchos años de baja por enfermedad, y mis hermanos menores también empezaron a trabajar, cuando mi madre no quiso recibir más mi ayuda por no necesitarla (siempre fue ella quien administró la “vida financiera” de la familia).
Y en relación a mi madre, como ésta estaba delicada de salud, y el médico nos había aconsejado de resguardarla de disgustos y malestares, yo ni contaba los momentos críticos que llegué a vivir en la mina, en cuyo interior pasaba casi la mitad de mi tiempo de empleado en la empresa: no tenía como contar para nadie, que mi vida no era exactamente “un mar de rosas” en Potasas de Navarra, y tuve que convivir con los “bulos” que vi crecer a mi alrededor, bulos esos levantados por las “malas lenguas” de envidiosos, algunos de los cuales me acuerdo bien, que hasta me criticaban por saber que yo estudiaba y llegaron a criticarme por eso:
-Tu pierdes tu tiempo y dinero estudiando. Despierta para la realidad, imbécil; de éste “agujero” en que vivimos no hay como escapar, y menos tú, que eres el más burro de los que estamos presos aquí. Mas o menos “palabras despreciativas” en esos términos llegué a oír de algunos “compañeros” que me rodeaban en mi día a día del ingrato trabajo en la Fundición…
Como escapé del “agujero”, contrariando las previsiones de los “listos”, estos se vengaban levantando “bulos” contra mi… ¡Oh, maravillosa capacidad humana de crear fantasías, no solo paraísos irreales para nosotros y nuestros amigos, como infiernos para echar en ellos a los “enemigos” que creamos durante el “recorrido del CAMINO”, “enemigos” esos, que creamos en nuestro afán de imponer la propia voluntad sobre las de los otros… y éstos, no se sometiendo al “yugo”, pasan a ser considerados como nuestros “enemigos”!...
En mi vida de “cronometrador”, y principalmente en mi vida de “minero” (CAMINOS esos que jamás pensé en recorrer, pero que Alguien Mucho Mayor que yo “me hizo recorrer”) crecí VARIOS PALMOS en la “estatura” de mi CARÁCTER, sin duda…
Pacientemente LA MONTAÑA espera mi llegada… ¡Llevo toda mi vida preparándome para la CITA FINAL, y a ella no faltaré!...
Cavalcante – 29 / VI / 2012.
Complementando el texto principal... Trabajé en la mina entre los 25 y 27 años. Con la mejoría em la situación familiar, pude cambiarme para una fábrica de coches, con salario menor, pero en la función de Delineante, tal como era mi idea más antigua... Incluso, como la fábrica era nueva, todavía no había entrado en la Fase de Producción, pero pocos meses después, cuando la empresa empezó a vender coches y empezamos a recibir "primas de producción", mi salario pasó a ser parecido al de mis "tiempos de minero"... Pasé los últimos 4 años que viví en España, trabajando en las dos empresas que mejor pagaban en mi Provincia de Navarra. Hasta huvo quien preguntó a mi madre cual era el "enchufe" que yo tenía, para trabajar en aquéllas dos empresas tan codiciadas e tan difíciles de ingresar... Una "sospecha infundada" más sobre lo que ocurría en mi vida!... O mejor dicho, tal vez los "enchufes" realmente existían, pero no eran de la Tierra, y si de mi "angel de la guarda" que guia mis pasos; "mis pasos" que son dados a servicio de CAUSAS MAYORES, siendo yo apenas una "herramienta", con serias limitaciones, a servicio de ALGUIEN MUCHO MAYOR QUE YO... Y así, a los 29 años, dejé para atrás una situación privilegiada y envidiable en España y emigré para Brasil... Pero esa ahí es otra historia que ya conté en "otros lugares", principalmente en el opúsculo DON QUIJOTE EN ACUARIO, Cap. 6.
ResponderExcluirhttp://angelaguinaco.zip.net Archivo 13/VIII/2008 a 19/VIII/2008.