domingo, 16 de setembro de 2012

153 NUESTROS "HIJOS PREFERIDOS"

Me acordé de un amigo, el cual me dijo una vez que los padres siempre tienen algún hijo como preferido sobre los otros… Él me preguntó después sobre cuál de mis 4 hijos era mi “preferido”… Yo le respondí que nunca tuve un “hijo preferido”, y que trataba a todos igual. Mi amigo insistió: -Tú puedes tratar a tus hijos igual, pero allí en lo más íntimo de ti tienes un “preferido”… ¡Apenas no eres consciente de eso!... Como yo tenía gran respeto y consideración por ese amigo, que era una mezcla de filósofo y artista, le hablé a mi mujer sobre el asunto, preguntándole si ella tenía un “preferido” entre los hijos… Ella negó haber la tal “preferencia”, igual que yo lo había hecho… Pero algunas horas después volvió al asunto, diciéndome que había reflexionado mucho sobre el tema, pues al igual que yo, ella también tenía en gran consideración a aquél amigo. Ella dijo que había descubierto que realmente existía “en lo más íntimo de ella” la tal “preferencia”… Cuando me contó cual era, yo llevé una sorpresa, pues era el hijo mayor, contra el cual ya había usado la violencia física, lo que nunca había hecho contra los otros tres (yo evitaba de “meterme en medio”, cuando la madre castigaba los hijos, pero una vez tuve que hacerlo, pues amenazaba matar ese “hijo mayor” durante una “explosión de furia asesina” que tuvo contra él)… Después del “descubrimiento” de mi mujer, pasé a reconsiderar la idea de nuestro amigo… Llegué a la conclusión, de que si había en mí el tal “preferido”, éste debería ser el 3º hijo, pues fue el único que acaricié en los tiempos que todavía estaba en la barriga de mi mujer, dirigiendo a él palabras cariñosas y dándole la “bienvenida”, cosa que nunca hice con los otros tres… Si bien que esa actitud relatada, no fue espontánea de mi parte y sí tenía un “motivo especial”… Cuando mi mujer y yo nos conocimos, ambos vivíamos solos y lejos de las familias, y no teníamos “vocación” para formar una “nueva familia”, conscientes que ambos éramos de la responsabilidad que eso envuelve… Apenas pasamos a “vivir juntos”, pues eso traía beneficios para los dos… Después de algunos meses viviendo juntos, descubrimos que eso no traía solo beneficios, mas también problemas… ¡Decidimos separarnos y seguir cada uno por sus propios caminos!... Pero ocurrió que sospechábamos, que ella podría estar embarazada, a pesar de los cuidados que normalmente tomábamos para que eso no ocurriese… Ella no dio importancia al hecho, diciendo que si ella estuviese realmente embarazada, ella no necesitaba de mi presencia para “resolver el problema”… Como yo ya conocía bien ella, pregunté si su “solución” era provocar el aborto, lo cual ella confirmó… Esa idea inmediatamente empezó a atormentarme: ¡Aquél fue apenas un motivo más, entre las muchas divergencias que provocaban nuestras discusiones!… Yo le decía que debemos asumir nuestras responsabilidades en la Vida y con el mundo, aunque eso nos cree dificultades personales, en nuestro caso peor todavía, pues el “aborto” tenía un profundo y negativo sentido, pues estaríamos “asesinando un hijo”… Ella no daba mucha importancia al acto, diciendo que yo era “exagerado y excesivamente dramático”, en mi interpretación del caso… Por insistencia mía, ella fue al hospital donde quedó confirmado el embarazo… Cuando ella me trajo la noticia, también me comunicó su opción: -Yo sola no voy a criar ese hijo, tú ya sabes lo que voy a hacer con él… Lo máximo que puedo te prometer es, que si lo dejamos nacer, te ayudaré a criarlo, pero yo sola jamás… ¡La palabra final queda en tus manos!... Decidí a favor de la Vida, aceptando mi responsabilidad para con Ella… Después de formar una pareja de hijos, un chico y una chica, decidimos no tener más hijos, pues ya habíamos avanzado demasiado por ese “imprevisto camino” (el de la formación y creación de una familia)… La misma situación relatada sobre el primer hijo se repitió pocos años después… Pero de esa vez, ella no me avisó y tomó la “decisión de ella”: ¡Tomó un “abortivo” sin pedir mi opinión!… Solo supe eso, después que ella me lo comunicó: - Estoy embarazada de nuevo, ya tomé “medidas” para evitar el nacimiento, pero no dieron resultado… Voy a tener que tomar medidas “más drásticas” y para eso necesito tu colaboración… En vez de la “colaboración” que ella me sugirió, repetí mi actitud de la primera vez, pasando a convencerla de que deberíamos dejar el hijo nacer… Ella se sometió a mi opción, y yo, que normalmente soy rudo y nada cariñoso, empecé a acariciar la barriga de mi mujer, a pedir disculpas al chico por la “agresión” que había sufrido, a reiterar que él sería “bienvenido” a éste mundo… Ahí está el “privilegio” que mi 3º hijo tuvo en relación a los otros, lo cual nunca supe decir con certidumbre si eso sería una “preferencia” en el sentido que mi amigo decía que debería existir en mi íntimo… De cualquier forma, mi mujer y yo llegamos a la conclusión de que nuestro amigo sabía más que nosotros sobre los “recónditos rincones” del Alma Humana… Xxxxxxxxxxxxxxxx Después de ese episodio relatado de mi vida, pasé a analizar la situación de mi “familia original”, si habría entre mis padres la tal “preferencia” por alguno de los hijos… Yo soy el mayor de los 4 hijos que mis padres tuvieron… Los dos mayores trabajamos por mucho tiempo en la Fundición, junto con mi padre. Una vez oí decir a un compañero de trabajo, que mi otro hermano había dicho que yo era el “niño mimado de mamá”… No reflexioné ni le di importancia al asunto, solo ahora, al hacer ésta análisis, es que puede ser un dato relevante aquél comentario de mi hermano a otro compañero nuestro de la Fundición… Los 4 últimos años que viví en España, lo hice en Pamplona, trabajando en las oficinas de las dos empresas que mejores salarios pagaban en nuestra Provincia de Navarra… Yo había conseguido salir del “trabajo brutal” de la Fundición, para “trabajos de oficina”, inesperadamente para muchos “listos” de la Fundición, los cuales me menospreciaban por mi carácter taciturno y solitario (reflejo del drama interior que vivía, como ya expliqué en otros lugares)… Mi padre y mi hermano continuaban trabajando en la Fundición, y éste, al contrario que yo, era extrovertido y jovial y también desde joven se “hechó una novia”, al contrario de mí, que si no tenía muchos amigos hombres, menos todavía tenía relación con chicas… Ocurrió que mi madre, que era el “núcleo fuerte” de la familia, quedó enferma, y apareció la necesidad de traer la ayuda de otra mujer para casa para ayudarla… ¡De preferencia una nuera!... Como yo, que era el hijo mayor, y por tanto por tradición el más indicado para traer una “secretaria” para ayudar a mi madre, nunca tuve novia, y mi segundo hermano hacía mucho tiempo que tenía una, al fin acabó casando por vuelta de los 25 años, antes de lo que pretendía por lo que parece y “obligado por las circunstancias emergentes”… Ese hecho acabó trayendo problemas para la “convivencia familiar”… La pareja se instaló en el piso encima al nuestro, y esa cuñada realmente se convirtió en “la mano derecha” de mi madre (no es la misma cuñada sobre la que ya hice comentarios los últimos días, incluso ellas son muy diferentes entre sí: ésta cuñada, si no tiene la “belleza externa” y brillo intelectual de la otra, gana de goleada a aquélla en “fortaleza de carácter” e “inteligencia emocional”)… Pues bien, los “problemas familiares” nuevos que aparecieron, fueron en principio entre la pareja de recién casados: mi hermano, después del trabajo en la Fundición, tenía costumbre de juntarse con algunos vecinos para “jugar a cartas y tomar unos vinos” en el Bar Patxi, que quedaba al lado del edificio donde vivíamos… Después de casado continuó con aquél hábito de los tiempos de soltero y contra la voluntad de mi cuñada, que quería el marido en casa junto a ella después del trabajo, así como lo hacía mi padre, que solo salía para ir al monte y para traer alguna “cosa útil” para casa (setas, hongos, manzanilla, caracoles, peces, etc) o iba a entrenar con su “orquestina”, pues en el verano iba en las Fiestas de los pueblos de la región para tocar música profesionalmente, lo cual representaba un aumento en los “ingresos financieros” de la familia… Y así, el casamiento de mi hermano no trajo apenas “soluciones” para la familia, mas trajo también “problemas” que antes no existían… Un día, aproximadamente en 1966 (dos años antes de yo emigrar para Brasil) yo había ido de Pamplona, donde vivía y trabajaba, para pasar el fin de semana en la casa de mis padres, en Alsasua… Era unas 11 o 12 horas de la noche, yo dormía, cuando fui despertado por una acalorada discusión entre mi padre y mi hermano, los cuales se encontraban en la cocina… Mi madre y mi cuñada me parece que estaban en el piso de arriba y nunca supieron de esta disputa entre los dos… Mi hermano, en vez de ir directo para el piso superior, pasó por nuestro piso y allí encontró a mi padre en la cocina, el cual seguramente lo criticó por volver “tan tarde” en casa y seguramente que me colocó a mí como ejemplo, pues a pesar de ser soltero, yo ya estaba durmiendo y él que ya era casado todavía estaba en el bar… Mi hermano, que me parece que había bebido un poco más que lo “normal”, explotó de rabia contra mi padre y “soltó” cosas que me parece que hace tiempo le corroían por dentro, incluso, reclamaciones contra mí… Con los gritos que mi hermano profería y me despertaron, yo me enteré de que para él… ¡Mi padre se equivocaba al ponerme como ejemplo, pues él fue inducido a adelantar el casamiento, para librarme de ser yo el que tendría que hacerlo por ser “el hermano mayor”!… Y todavía agregó (aproximadamente): -Nosotros continuamos matándonos en la Fundición, mientras él lleva una “vida de rey” por allí en Pamplona. El no sirve de ejemplo, pues solo cuida de sus intereses y no resuelve los problemas de la familia como debería hacer… Quedé helado con lo que oí de mi hermano: Yo siempre tuve un relacionamiento cordial con él… Jamás sospeché que habría aquélla animosidad contra mí dentro de él y que el “vino” se encargó de “extraer”… Me parece, que antes de eso, la única “crítica” que supe que él tendría contra mí, era aquélla ya relatada, de que yo sería “el hijo preferido de mamá”… Aquélla noche me di cuenta de que mi “situación externa”, que tanto había mejorado en los últimos años, tenía también “desagradables consecuencias veladas y no expuestas”… Examinando fríamente la tal “preferencia” de mis padres por mí, hoy lo veo así: ¡Si mi madre algún día tuvo la tal “preferencia” por mí, yo mismo nunca me di cuenta, puede ser que mi hermano fuese más “perceptivo” que yo!… Sobre mi padre, me acuerdo bien que él dedicaba “atención especial” a ese hermano en nuestros tiempos de trabajo en la Fundición… Ese mi hermano era más parecido con mi padre: ambos se relacionaban bien con las personas, eran comunicativos, bromistas, alegres… ¡Muy diferente de mí, que seguramente que era visto como una especie de “momia ambulante”!… Me parece que mi padre siempre sintió más placer presentar a mi hermano como hijo que hacerlo conmigo… En fin, si a lo que parece yo era el “preferido de mamá”, me parece que él era el “preferido de papá”… Puede ser que, por lo que parece, mi padre cambió de posición con mi “inesperado éxito de vida”, y entonces cambió el “orden de preferencias” entre los hijos… ¡y aquél mi hermano “sintió en la piel” el cambio de mi padre!… Entiendo aquél mi hermano, entiendo a mi padre, entiendo a mi madre y a mi cuñada, entiendo que yo no me comporté “de forma correcta según las Tradiciones Culturales Humanas… Entiendo también, y esa es mi “tabla de salvación”, que las “fuerzas del Cielo” temprano en mi vida empezaron a hacer “presiones” sobre mí formación: ¡A “hierro y fuego”, como en una fragua, fui tratado por la Vida, para darme una “forma”, que el Cielo parece que quería de mí, para yo desempeñar arduo “papel” en el Palco del Mundo!… Ese “papel” no tiene ninguna relación con la preservación de milenarias tradiciones culturales vigentes entre los “habitantes terráqueos”… Cavalcante – 13/IX/2012 Abajo una foto de mi familia en 1952, un año antes de yo empezar a trabajar en la Fundición.

Nenhum comentário:

Postar um comentário