quinta-feira, 20 de setembro de 2012

156 - FUGA INÚTIL

Mi padre se salvó “de forma milagrosa” de morir por problemas cardiovasculares en la década de 1960, para morir en la década siguiente por “problemas repiratorios” (agravada su situación por “problemas orinarios”)… Sigo los pasos de él a camino de mi fin: conseguí librarme de “caer” por “problemas cardiovasculares” en la década que pasó, y en ésta década los “problemas respiratorios” me acosan sin tregua… El fuego llegó a los montes que rodean la ciudad… Las condiciones atmosféricas quedaron peor que lo que ya estaban… Un nebulizador que compré, me ayuda a aliviar un poco los problemas, pero no es una “solución definitiva’… ¡La “vida útil” para mis pulmones, parece que está llegando al fin, como ocurrió con mi padre y el padre de él, cuando ellos llegaron a mi edad!... Continúo sin dormir a las noches: La posición horizontal es la peor para respirar… En las posiciones sentado y en pié, respiro un poco mejor, pero no mucho… Cambio de posiciones continuamente… Si encuentro una “posición de alivio momentáneo”, caigo en un sueño corto de 5 ó 10 minutos, para enseguida despertar sofocado por la falta de aire en los pulmones… Por lo que me contaron, mi padre murió dentro de alguna máquina de hospital que le ayudaba a respirar en sus últimos días… Algunos años antes, yo pasaba las noches con él, auxiliándolo en su larga agonía… -Estoy sufriendo los dolores del infierno y estoy haciendo a vosotros sufrir junto conmigo… Yo ya no tengo solución… Lo mejor sería darme “alguna cosa” para “acabar de una vez con todo esto” – él me decía… Por un “milagro” que los médicos no conseguían explicar, él sobrevivió por aquéllos tiempos, pasando por una “segunda muerte” tan penosa como la anterior por lo que me contaron, algunos años más tarde… Estoy seguro de que él no quería acabar dentro de aquélla máquina que le ayudaba a “prolongar la agonía”… Igual ocurrió con mi abuelo Ciriaco, que pedía que lo “llevásemos al monte” cuando estaba muriendo… Tomaron “decisiones” en aquéllos momentos críticos, pero necesitaban de “manos ajenas” para ejecutarlas… Ambos no fueron atendidos por los que estábamos a su alrededor… Si me descuidar y quedar aplazando el “momento de la acción” en lo que se refiere a “mi fin”, puedo acabar igual a mi padre y ese abuelo en todo… Una madrugada más sin poder “cerrar los ojos” ni “apagar las luces de mi consciencia”… Cavalcante 20/IX/2012

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