quarta-feira, 29 de setembro de 2010

96 - LA NIÑA MUERTA II

Ya decidí: ¡Voy a guardar la campanilla conmigo!... Y cuando oír su sonido, estaré oyendo también las voces de “los dos padres trapenses” se saludando:
-¡Morir tenemos!
-¡Ya lo sabemos!

10 horas 30 minutos
Volví del entierro… Ella era muy querida y popular a pesar de su juventud; ella era una promesa de una gran mujer: su madre no solo perdió una hija, mas también una amiga, su “brazo derecho” que la ayudaba a cuidar de la casa y de los hermanos menores… Y me parece, que más que todo ¡esa hija representaba para su madre la esperanza de un mundo mejor, de una vida mejor que la que ella propia tuvo!…
Bellos mensajes de despedida de las amigas, mas… la madre no aguantó el “golpe”… ¡Luchó desesperadamente hasta el último minuto para impedir que enterrasen su hija!... Solo paró de luchar cuando desmayó… entonces la llevamos inconsciente para la ambulancia y el entierro pudo continuar…
Bellas palabras no faltaron, escritas por las amigas, pronunciadas por el padre católico… ¡Ni la promesa de que ella está feliz ahora, junto a Dios y por toda la Eternidad, traían consuelo para la madre!... Di un abrazo sin palabras en su padrastro (él es policía y me parece que fui el único que tuvo la osadía de abrazarlo)… Vamos a ver cuando tengo coraje de dar otro abrazo en su madre… ¡Y vamos a ver cuando ella estará en condiciones de recibir mi abrazo!...
Me parece que la madre vivía proyectada en esa hija principalmente: ¡Quería dar para esa hija una vida mejor que lo que ella propia tuvo!... Me parece que la vida de la madre fue llena de conflictos y sinsabores: ¡vio un sueño de adolescente se transformar en la responsabilidad de tener esa hija para criar!... Luego se casó con el policía, con el cual tuvo más cuatro hijos, el menor con deficiencias físicas y mentales… Comprendo por qué los bellos mensajes, con promesas de mundos mejores para el “más allá”, no la consolasen… Me parece que ella quedó “hueca” psíquicamente con la pérdida de esa hija… tal vez, hasta peor que “hueca”, con un verdadero caos se instalando en su alma…
Como ella estaba creando muchas dificultades para enterrar el féretro, empezaron a forzarla para retirarla del lugar… Cuando ella vio que no conseguía se librar de todas aquéllas manos que la prendían, y ella me vio de lejos, todavía gritó para mí: -¡Mozo, no deja que lleven a mi Izaiana!...
Solo tuve coraje de aproximarme de ella después que desmayó, cuando ayudé a llevarla para la ambulancia… No sé cuando volveré a aproximarme de ella, y ni lo que voy a hacer y decir…
¡No sé nada!...

17 horas 30 minutos.
Volví por la tarde al cementerio para llevar el ramo de flores silvestres que hice para la niña… Allí estábamos solos, ella, yo, y el jardinero del cementerio… La corona de bellas flores que vinieron junto con ella de Brasilia, estaban marchitando… Mis flores, que son del clima árido de esta región, deben durar un poco más…
Cogí del túmulo uno de los carteles que hicieron las amigas: ¡Voy a colocarlo en una moldura y colgaré en él también la campanilla japonesa!...
Además de la fotografía de la niña, el cartel contiene también el mensaje de alguna de sus amigas:

TU
Fuiste una estrella
Que mientras en la Tierra
Tu brillo luciste.
Estrellas no mueren
Solo cambian de lugar.
Y tu lugar es
Un rincón muy especial.
AMIGA...

Un rincón de la sala de mi casita, voy a transformarlo en altar… En él un ángel será venerado… Tal vez… ¿quién sabe?... ¡algún día ese ángel camuflado se presente, para hacer sonar la campanilla que es de él!...
Cavalcante - 27 / VII / 2002.

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