Estuve leyendo sobre el hecho de montañeros que murieron en los glaciares de las altas montañas y cuyos cuerpos nunca fueron rescatados…
El libro que estuve leyendo, es MONTAÑA EN FURIA, donde es descrita la última escalada de tres montañeros brasileños al Aconcagua por el lado Sur (el lado más difícil y que solo es intentado por alpinistas muy experimentados) en el año 1998, cuando los tres murieron por allí…
Sus cuerpos nunca fueron rescatados, como el de tantos otros que están hasta hoy debajo de camadas de nieve y hielo por los glaciares de las altas montañas de todo el mundo.
En ese libro dice, que las autoridades argentinas, donde el Aconcagua se encuentra, emite el Certificado de Defunción después de seis meses para los montañeros “desaparecidos” en aquélla montaña…
Después de la resolución del Caso Yamashita, ya relatada en otros lugares, quedo pensando que él puede ser que no tuvo una muerte muy “tranquila”, intentando espantar los buitres más atrevidos y hambrientos y sin mucha “paciencia” para dejarlo morir de “muerte natural”… ¡Puede ser que su muerte no fue tan tranquila como aquélla de la ficción, de la “viejita” de Balada de Narayama!... Y yo, si intentar imitar aquélla viejita de la ficción, en la Sierra de Urbasa o alrededores de Bargagain, ¡puede ser que me vea en la misma situación por la que me parece que debe haber pasado Yamashita en los Montes Pirineos!... Nada de “plena atención y concentración” sobre la faz de la Parca del Umbral… Distraída mi atención para los dolores provocados por los duros picos de los buitres de Urbasa rasgando mi cuerpo…
¡Aconcagua!... Glaciares de nieves eternas… Certificado de Defunción para quien esté interesado de sacarlo, si es que habrá algún interesado en hacerlo… ¡Hum, hum, hum!...
Cavalcante – 24 / VII / 2006.
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