
Estuve en España para recorrer el Camino de Santiago… Así como mi tourné ciclística del año pasado, todo hace parte de mis experimentos orgánicos con “Alta actividad dinámica con baja cantidad de ingestión de alimentos” , o “experimentos de Inedia”, como ya los llamé también…
Coloqué en la Internet fotos y textos sobre esa “peregrinación”… A los textos les di el título de Misterios, y los dividí en tres capítulos o “misterios”: “El Misterio de los Vascos”, El Misterio Yamashita, y el Misterio de la Muerte… puede ser encontrado ese texto en la Internet, en la siguiente dirección: bflopez.blog.uol.com.br
Ocurre que después de una semana de ese texto colocado en la Internet, decidí anular el “tercer misterio”, el Misterio de la Muerte, y reservar para él otro lugar más adecuado… Aquí está ese “nuevo lugar” para el Misterio de la Muerte…
EL MISTERIO DE LA MUERTE: ¿ENCARARLA O DARLE LAS ESPALDAS?... ¡ESA ES LA CUESTIÓN!
Después de mi participación en la resolución del Misterio Yamashita, anduve reflexionando por el Camino sobres el tema de La Muerte en términos generales.
Las raizes culturales del japonés son muy diferentes de las nuestras occidentales en muchos aspectos y uno de ellos es en la forma de encarar La Muerte.
En Occidente somos educados desde niños para pensar que La Muerte es un fenómeno antinatural. El japonés, al contrario del occidental, es educado para aceptarla como un fenómeno natural. Se puede decir que el japonés encarna en su inconciente aquél lema que dice La Muerte hace parte de la Vida, lema ese que ya fué colocado en los labios de Forest Gump, dentro de la historia que era contada en la película con el título del mismo nombre del protagonista principal.
Y hablando de películas, quiero referirme a otra, de origen japonesa, y que ganó varios premios de cine en festivales europeos, eso en la década de 1980, y que tenía el título de BALADA DE NARAYAMA.
En aquella película eran presentadas dos Formas de Encarar La Muerte: Yo personalmente veo que una correspondería a Oriente y la otra a Occidente.
La historia que allí era contada, era fundada en hechos reales, que ocurrían en una sociedad tribal, localizada en una región inhóspita y remota del Norte de Japón y en tiempos pasados.
Esa sociedad tenía sus propias Reglas que la regían y una de ellas era la de que los viejos, al alcanzar la edad de 70 años, cuando esos viejos empezaban a ser una carga pesada para el resto de la comunidad, fuesen llevados en el Otoño para las Sierras de NARAYAMA, para allí esperar por su último Invierno y por el lienzo de blanca nieve que los cubriría en el fin de La Jornada de la Vida.
Allí eran presentados una vieja y un viejo, con la hora llegando de ir para NARAYAMA. La primera representaba el modelo japonés de encarar La Muerte, y el viejo simbolizaba el modelo Occidental en la misma situación.
Mientras la viejita (el modelo japonés) encaraba con naturalidad la llegada del momento de emprender el viaje para NARAYAMA y así cumplir la Regla que rige la comunidad, el viejito (el modelo Occidental) entra en crisis de desesperación y no quiere cumplir la Regla, no quiere ir para NARAYAMA, no quiere encarar la propia finitud.
Hay un pasaje del film, donde la viejita le da una bronca al viejo por su cobardía y comportamiento histérico y le dice que los “santos del otro lado” que están esperandolos, están decepcionados con él.
Los hijos mayores de cada viejito los acompañan respectivamente, como manda la tradición.
Ninguno de los dos hijos está satisfecho con la ingrata misión que tienen que cumplir, mas su insatisfacción lo es por motivos diferentes y lo que hace que los dos tengan comportamientos diferentes: Mientras el hijo del viejo se ve obligado a tener que atar con cuerdas al propio padre para obligarlo a cumplir la Regla y así lanzarlo en um abismo, el hijo de la viejita lleva esta lleno de peso en el corazón por tener que separarse para siempre de aquella que le trajo a la Vida y fué un ejemplo de comportamiento íntegro y honestidad durante toda su vida para toda la Comunidad. La propia viejita consuela al hijo y le da animos para enfrentar la Vida en el futuro, cuando ya no tenga junto de él la presencia de ella.
Y así llegan madre e hijo, al lugar definitivo donde ella quedará sola; esta se despide del hijo y toma una postura de oración.
Y el hijo, todavía inconformado, emprende el viaje de vuelta para la aldea. Todavía no se había alejado mucho, cuando empieza a nevar; él encuentra en ese hecho un pretexto para volver al lugar donde dejó su madre. Y así vuelve y encuentra ella semicubierta de nieve, pareciendo una estatua blanca en postura de oración; habla para su madre y le dice: -Que suerte tuviste, madre, que está nevando en el día de tu llegada. Eso es un buen presagio.
Y la Estatua Blanca sale de su inmovilidad y hace un gesto suave con el brazo, queriendo decir con eso que él deve ir, que deve cumplir el papel que le resta cumplir en este mundo y en la Comunidad a la cual pertenecen...
El Viejo de Narayama, creó en Occidente un verdadero Montruo llamado Industria de la Salud, al cual devota su vida y soñando que con eso el Monstruo lo salvará de tener que enfrentar algún día la dura realidad de tener que ir para NARAYAMA. Ese viejo, se transformó en esclavo del Monstruo que creó y vive en la insana ilusión de que él lo salvará del trauma de tener que encarar la realidad de su propia finitud.
El Viejo de Narayama, creó también como fruto de su cobardía, el pretexto de que solo Dios puede quitar la vida, y llegó al exagero de negar un lugar en el Camposanto para los suicidas, y no quiere ni indagar los motivos que llevaron este a cometer su último acto.
Al contrario de eso, Japón creó el fenómeno del suicídio honroso, este practicado por el Samurai através del ritual del Harakiri, y también por el kamikaze, este el cual quita su vida y la entrega a cambio de la muerte de un gran númetro de enemigos de la sociedad a la cual pertenece, el Imperio Nipón.
NARAYAMA está más presente de lo que parece en el alma del japonés moderno: hoy en día, existen muchos viejos decrépitos que conscientes de que son una carga para la sociedad que los acoge (generalmente la sociedad llamada familia) buscan las faldas del Monte Fujiyama (este que es el monte más alto, central y sagrado del Japón) para allí poner fin a sus vidas.
Y a estas alturas yo me pregunto: ¿será que Yamashita no tuvo la idea de cambiar el Monte Fujiyama por los Montes Pirineos, en un gesto de originalidad y aprovechando de los recursos que son ofrecidos por los modernos medios de transporte?... ¿será que su interés por hacer el Camino de Santiago era secundario, y apenas lo usó para alcanzar su objetivo principal, que sería llegar a los Montes Pirineo y hacer de estos su NARAYAMA perssonal?...
Incluso hay un detalle más que quería resaltar aquí y que hace que mi idea no parezca tan descabellada como parece a primera vista. La lápida que existe en el Camino de Santiago, no indica el lugar donde aquél “peregrino”murió y si apenas el lugar más próximo entre el Camino y el lugar donde el esqueleto de Yamashita fué encontrado: !entre los dos locales, existen varios kms. de distancia!... Dentro del recorrido del Camino, la etapa siguiente de Zubiri,. es Pamplona o sus alrededores, y esta ciudad está al Sur de aquella: el esqueleto de Yamashita fué encontrado en los montes situados al Norte de Zubiri, y por lo tanto fué en la dirección contraria que Yamashita caminó, dirección esta que lo llevaba de vuelta para... ¡Los Montes Pirineos!... Ese “error” absurdo de Yamashita, fué atribuido a que el estado mental de él estaría tan deplorable como su estado físico, este que era más visible y aparente que aquél...
Si Yamashita estuviese realmente en el estado mental que fué supuesto apenas para justificar su “error”, me parece que él ya se habría perdido entre su casa y el Aeropuerto Internacional de Narita (el Aeropuerto de Tokio) o como mucho habría llegado a este y se perdido en los laberintos de las instalaciones físicas de aquél Aeropuerto y las más laberínticas todavía Normas Buracráticas que regulan el funcionamiento de los Aeropuertos Internacionales de todas las grandes ciudades modernas... En mi opinión, Yamashita no salió de Zubiri en la dirección Norte por “error” y si por opción voluntaria, pues vió que los Montes que él buscaba, habían quedado para atrás, y al Sur solo había planicies, estas que no le interesaban, al igual que no le interesaba llegar a Pamplona, ni a qualquier otro lugar por donde el Camino de Santiago atraviesa...Bien, esa es apenas a la conclusión que yo llegué después de la analisis que hice y la cual está aquí relatada... es apenas mi opinión, la cual tengo derecho de tener y de exponerla, asi como cabe ese derecho a qualquiera que se interese por el asunto del cual aquí traté...
Y volviendo a la película NARAYAMA, y a las figuras de los dos viejos con lo que ellos simbolizan en relacion a Occidente y Oriente, lanzo en nombre de esos dos viejos la pregunta sobre La Muerte, que ellos nos hacen: ¿Inventaremos 1.001 subterfúgios y pretextos para evitar de encararla, o la miraremos de frente y con coraje para ver lo que ella oculta por detrás de su faz asustadora?... ¿Encararla o darle las espaldas?... ¡esa es la cuestión!...
Cavalcante – 15 / VII / 2006.