
De nuevo aparecía ayer en la TV la querella de la Justicia Norteamericana con el médico de las eutanasias. La esposa del último paciente que recibió la “inyección letal” de las manos del médico, defendiendo la acción de este… Eso me hizo recordar la esposa de mi hermano Javier, que acompañó la interminable agonía de este y me decía que pedía a Dios que le diese 20 años menos de vida a cambio de “una muerte rápida y sin dolores”, después de lo que le tocó sufrir junto al mismo… Ella decía que era bien mejor morir como mi madre (ella estaba también cerca de ésta en la ocasión) que murió relativamente joven pero de forma fulminante y aparentemente sin dolores, por la noche, sin que nadie se diese cuenta hasta el día siguiente cuando la encontraron muerta en la cama… Muerte parecida a una que yo asistí, en caso ya relatado por mí en otro lugar, cuando una señora murió en mis brazos de forma también “fulminante”.
Opúsculo ENCUENTROS, cap. 14 – Tres almas más allá del Cielo y la Tierra; en la Internet http://angelnavaridas.zip.net Arquivos 20/1/2008 a 26 / 1 / 2008.
Pensé también en las declaraciones veladas de personas a mi alrededor, personas esas que temen que les traiga trabajo con enfermedades y muerte.
Yo también quiero una “buenas muerte” para mí, como mi cuñada quiere para ella, solo que una “buena muerte” para mí tendría características diferentes a las deseadas por ella… Para mí, una “buena muerte” sería en estado de “conciencia plena”, en “alerta total” para la vivencia de “estar pasando de este para el otro mundo”… Yo solo, “de manos dadas” con ese Algo Más del cual siento la “presencia invisible” junto a mí desde hace mucho tiempo, yo y mi “duplo etéreo” juntos caminando para el Creador de toda esta “Manifestación” que percibimos por nuestros sentidos conocidos y por los “no conocidos” que tenemos en “estado latente”…
Pocos días atrás, avisé a una amiga de que tengo algún dinero en una cuenta bancaria junto con una prima de ella (también mi amiga) y que vive en otra ciudad: dinero ese destinado a pagar mi entierro y “otros gastos” que pueda ocasionar, si por acaso vengo a morir por aquí de “forma repentina”… Tomé esas medidas, porque poco tiempo atrás estuve indagando la posibilidad de sacar el dinero de la cuenta de un hermano de mi mujer ya fallecido, y es prácticamente imposible por causa de los “entrabes legales” ante la inexistencia de cualquier documento oficial, título de herencia que el fallecido no hizo, etc… E igualmente en relación a un dinero mío, pero que está en el nombre de una cuenta de mi mujer: como el dinero es poco, no compensaría “remover cielo y tierra” para conseguir sacarlo (mi mujer, además de vivir en otro país, está en “estado de incapacidad física y mental”, lo que crea una “situación legal” imposible de resolver de forma “fácil e a bajo coste”).
En mi caso, el acceso a mi dinero ya está garantizado por estar en la cuenta bancaria de una de las dos primas.
En relación al “apoyo por enfermedad”, ya tengo la oferta de esa amiga que está con mi dinero: ella se ofreció para cuidar de mí, si caso yo necesitase de ella (ella es médica)… Incluso, ella cuidó por mucho tiempo de la propia madre, esta la cual quedó por tres años en “estado vegetativo”: cogió los servicios de una joven que le ayudaba a cuidar de la madre, y después de esta fallecida acabó “agregada” a la familia para hacer servicios generales de casa y también de asistente en sus actividades profesionales de médica… Un día, mi amiga médica bromeaba con su “asistente”, diciendo que si a mí me pasaba algo parecido a lo que ocurrió con su madre contrataría los servicios de un hombre para cuidar de mí, mas con supervisión de ella que ya tenía la “experiencia y práctica” de los tiempos que estuvo cuidando de su madre… Me pareció que la moza cambió el semblante ante la “broma”, lo que me hizo pensar que había “tomado a serio” la posibilidad… Quise indagar a solas con ella lo que pensaba sobre esa “posibilidad” de cuidar de mí en estado de “dependencia total de los otros”: dio a entender que no podría contar con ella para el caso, que la médica tendría que buscar “otro alguien” para substituirla… ¡Me pareció muy lógica y sensata la posición de ella, pues yo la observaba en los tratos y cuidados con aquél “despojo sin ninguna apariencia de ser humano ni animal” en que la vieja se transformó en los últimos años de vida, y me daba pena de la joven más que de la vieja, la cual causaba más repulsión que la pena de aquéllos que la veían!...
El episodio me hizo pensar, que a pesar de la “buena voluntad” mostrada por mi amiga al ofrecerse a cuidar de mi, sería absurdo de mi parte no hacer “lo posible y lo imposible” para evitar que esa circunstancia venga a ocurrir… Y más todavía con los precedentes que a mi alrededor ocurrieron con mis parientes próximos: padre, abuelo, hermano, etc. ¡Agradezco tu buena voluntad, amiga, mas reitero lo que ya te planteé algunas otras veces, cuando te excedías en tus “cuidados” en relación a mí: ¡Prefiero acabar de una vez por todas antes de quedar dependiente de la ayuda ajena para sobrevivir!...
Alto Paraíso – 26 / XI / 1998.
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