Siento en mi cuñada Mari Cruz, incluso en sus hijas, que ella podría ser lo equivalente a mi amiga la Dra. Rosa por allí en Brasil: ¡Alguien con quien puedo contar en caso de dificultades, incluso en caso de enfermedades y de muerte!... Incluso, esta aquí está tan entrenada como aquélla de allí en esa función: esta tiene un estilo personal diferente de aquélla de hacer las cosas, esta no es llena de la “santa paciencia” que aquélla tiene, pero tanto una como otra no dejan de asumir la responsabilidad de cuidar de enfermos y moribundos cuando piensan que deben hacerlo…
Incluso, por estos tiempos Mari Cruz está cuidando de la propia madre, que tiene enfermedad mental y mucha salud corporal, con lo cual le proporciona un enorme trabajo: La vieja suelta “tortas” en la hija cuando está no le atiende en sus exigencias desquiciadas (la vieja siempre tuvo un carácter fuerte e imponente y después de enloquecer quedó sin auto-control de la propia agresividad)… ¡La hija a veces tiene que devolver las “tortas” que recibe para conseguir controlar la vieja!... La vieja, es otra que daría bien menos trabajo si quedase “inoperante” como ocurrió con mi mujer…
¡Cara cuñada, te agradezco tu ofrecimiento de ayuda que ya me hiciste para yo retornar por aquí, pero no está en mis planes dar trabajo para nadie en los últimos días de mi vida!...
Alsasua – España – 23 / VI / 1999.
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