
Ultimo día en Alsasua.
Fiesta de San Pedro. Fiesta tradicional en medio del bosque de robles donde se encuentra la ermita de dicada a ese santo. El re-encuentro con viejos conocidos que hace varias décadas que no veía. Rostros alegres con los recuerdos de los tiempos en que éramos jóvenes.
Un hombrón de mi edad, compañero de escuela y de trabajo en la fundición, un sujeto “más allá de cualquier sospecha”, con la mesura perdida por el buen vino servido gratis por el ayuntamiento, y exultante de incontrolable alegría, me dio un abrazo y un beso en el rostro, diciéndome: -No importa si alguien piensa y diga tonterías, mas es lo que me da la gana de hacer en este momento.
Y me contó después que estaba con problemas graves de salud. Me dijo también que quedó con muchas ganas de volver a verme cuando estuve por aquí algunos días, eso tres años atrás, mas al fin el rencuentro no ocurrió, y pensó que nunca más volvería a verme… ¡Estoy seguro de que para él fui un bálsamo milagroso!...
¡Él, yo, y otros muchos viejos conocidos que encontré en la fiesta, vamos a dormir hoy más felices!... Hoy fui un poco “médico de almas”, tal como aludía algunos días atrás en este mi diario!... ¡Y ellos también fueron “médicos” para mí!... ¡Que bueno que así sea!...
Alsasua – 29 / VI / 1999.
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