
E. Kubler Ross, fue motivada por sus investigaciones, a se envolver con la Religión Espírita, esta que incluye “comunicaciones con inteligencias desencarnadas”, al igual que la escritora observaba fuertes indicios de la existencia de fenómenos inexplicables que parecían indicar en la misma dirección de los fenómenos estudiados e incorporados dentro de aquélla religión.
Ella acabó incorporando como “normales”, hipotéticas comunicaciones con “seres desencarnados”, guías espirituales del “más allá”, etc, los cuales le inculcaban la “misión” de su vida, como siendo la transmisión para el mundo de la idea de que la muerte no existe… Ella empezó a hacer conferencias para divulgar esa idea, además de ayudar a millares de personas en sus momentos finales en las camas de hospitales donde les transmitía la misma idea básica, de la “inexistencia de la muerte”, para aquellos moribundos aceptar mejor sus dolorosos “momentos finales” y cambiar sus sentimientos claudicantes y derrotistas por la idea de que partían para otro mundo mejor, más placentero y sin los sufrimientos propios que la “vida en el cuerpo” presenta … Mas ella tuvo una hora en que queda agotada físicamente y psíquicamente y empieza a flaquear, le invade un “sentimiento de soledad”, empieza a sentir la “falta de un hombro fuerte y confortable para reclinar la cabeza y relajar”… Llama al “guía” preferido del “otro mundo” entre aquellos que la apoyaban para desarrollar su “misión terrestre”, le pide “fuerzas extras” para poder continuar llevando adelante su dura “misión”… Inmediatamente “recarga las baterías” del ánimo debilitado, se siente protegida y recapitula: -Yo tengo más suerte que los otros seres humanos, los cuales tienen apenas los hombros de otros seres humanos para apoyar sus cabezas, mientras yo tengo el apoyo de “hombros sobrehumanos”, a pesar de que no es siempre que consigo sentir su “presencia” junto a mí… Ella se siente reconfortada, agradece su situación, se siente revitalizada para llevar adelante su “misión”…
Me acuerdo vagamente, de alguna vez haber sentido en mi primera infancia la presencia de mi madre como “fuente de reconforto” para alguna situación de algún estado febril y enfermizo por el cual pasé… Pero temprano tuve que arreglarme yo solo para defenderme contra la “presencia inducida” por el medio religioso de “demonios” que querían cargarme para llevarme para el Infierno para toda la Eternidad… Yo era muy pequeño todavía, y estaba solo en esa situación atroz. Se puede decir que desde que me conozco como gente, aprendí a arreglarme yo solo ante las dificultades sobrehumanas que la Vida ponía delante de mí, y por eso tal vez es que no siento la necesidad que los otros tienen de la presencia de un “hombro amigo” para se apoyar.
Como E. Kubler Ross, ella y yo tenemos “presencia sobrehumanas” que nos apoyan, las cuales son más poderosas que las frágiles “presencias humanas” con las cuales la mayoría de las personas solo cuenta… Ella siente esas “presencias” de forma más palpable que yo, pues hay veces que “ellas” parece que adquirían la forma de “presencias físicas visibles”, y en mi caso “ellas” son más impalpables, tal vez porque nunca me sentí animado a entrar de lleno en ese “universo espiritualista” con el cual la Religión Espírita normalmente interactúa… E. Kubler Ross, yo, cada uno de nosotros, somos “instrumentos” de Alguien muy poderoso y que está empeñado en hacer alguna Gran Obra en el Universo…
¡Gracias, Dios mío, porque hoy en Ti creo, en tu Gran Plan Oculto, en Tu Presencia dentro de mí, sin la cual nada soy!...
Más detalles sobre el mismo libro… La autora relata un detalle dramático más de sus vivencias con la Muerte: Ella revivió en estado de “trance psíquico” y en el espacio de pocas horas, las muertes de los millares de personas a las cuales asistió en sus instantes finales de vida… Sobrevivió al “desafío emocional” a duras penas… para enseguida pasar a vivir una “nueva realidad psíquica”… pasó a vivir en un “estado de ser” que la hace sentirse en el Paraíso…
Creo que yo pasé por una etapa de mi vida que tiene semejanza con la sensación descrita por la autora, a pesar de que mi “pasaje del Infierno para el Paraíso” no ocurrió en tan poco tiempo, y sí fue paulatina y duró algunos años: fue en los tiempos de chiquillo, cuando un padre desquiciado me condenó al “fuego eterno del Infierno” sin posibilidades de remisión, y después de algunos años conviviendo con aquél “cáncer psíquico” que me acompañó durante mi formación física y psicológica, al fin descubrí, al llegar a la adolescencia, de que el tal Infierno no pasaba de un embuste, de una creación de la “élite clerical” para mantener presas por el miedo a las “ovejas del rebaño instituido” bajo el nombre de Iglesia Católica Apostólica Romana… Cuando descubrí la falsedad de la situación, que me torturó durante tantos años, sentí una sensación parecida a la descrita por la autora del libro, cuando dice que “se sintió como si hubiese entrado en el Paraíso”… (*)
Por otro lado, ya pasé también por otra vivencia, que tal vez se parezca hasta más todavía con aquélla relatada por la autora del libro, principalmente por haber aparecido “instantáneamente” y haber durado por pocas horas: Fue en una ocasión en que vivencié un “estado de ser” sin parámetros de comparación dentro de nuestra vivencia común, cuando un “Estado de Beatitud inexplicable” me invadió y tomó todo mi ser… Eso ocurrió en la zona rural de la ciudad de Cavalcante, en la década de 1980… Por coincidencia o no, aquélla “vivencia” puso fin a desastres traumáticos por los cuales pasé por aquéllos tiempos (**)… Aquél sí era Cielo del cual no quería nunca más salir: Yo era apenas testigo de todo lo que ocurría a mi alrededor, sin intervenciones por mi parte, sin “envolvimientos físicos o emocionales”… yo sentía que todo estaba amarrado y direccionado por Alguien Superior, y que yo no necesitaba intervenir en nada, apenas contemplar sintiendo una inmensa paz dentro de mí… ¡Difícil explicar “aquello” con palabras!...
Otras vivencias que tienen alguna semejanza con aquélla relatada, son más difusas, y se refieren a momentos del “pasaje” entre el estado de sueño y el de vigilia, en tiempos también difíciles por que pasé durante mi vida, cuando me recusaba a “volver” para la atmósfera pesada que me rodeaba y me agobiaba por aquéllos tiempos: yo no sé de donde estaba “volviendo” y como era el mundo del “otro lado”, solo sé que yo no quería entrar en la “atmósfera pesada” de este mundo… Esas vivencias se parecen más con aquéllas que son relatadas por aquéllos que sufrieron “muerte clínica” y luego acabaron volviendo para “este lado”, los cuales como regla general perdieron “el miedo de morir” pues parece que saben por “vivencia propia” que del “otro lado” es mejor que de este…
En relación todavía a mi vivencia relatada ocurrida en Cavalcante, la puedo comparar con las que estudió y relató Bucke en el inicio de Siglo XX en su libro clásico Conciencia Cósmica, y que catalogaba como “vivencias de Conciencia Cósmica parcial…
Ya en el caso de E. Kubler Ross, y dentro de los mismos parámetros creados por Bucke, me parece que puede ser catalogado como una “vivencia plena” del mismo tipo de “conciencia superior”, de Conciencia Cósmica, principalmente por el sentimiento que ella describe y que es común al descrito por Bucke para esos “casos superiores”, de que quien pasa por eso, se siente en estado de Comunión con Todo el Universo. Incluso, ella trajo de su “vivencia” una frase enigmática: Shanti Nilaya, que solo algunos meses después descubrió su significado a través de un Maestro Indú: en sánscrito esa frase significa Hogar Final de la Paz- el lugar para donde todos vamos al fin de nuestra jornada terrena, cuando volvemos para el Hogar del Padre, para los Brazos de Dios…
Cara Elizabeth, si tu estuviste en algún momento de tu vida, en Estado de Comunión con Dios, debe ser porque lo merecías, con tus esfuerzos y dedicación en beneficio de la Humanidad…
De mi parte, mi consuelo personal es saber intuitivamente que Él siempre estuvo conmigo, a pesar de yo, “centrado en mi falso yo”, no tener generalmente conciencia plena del hecho… Mi consuelo es saber que Él sabe siempre por donde yo ando, a pesar de no ser verdadera la recíproca… Tu fuiste un “buen instrumento” para Él, mientras yo debo haber sido defectuoso… Mas Él, con Su Infinita Bondad, yo sé que permitirá ¡que nos encontremos en el SHANTI NILAYA!...
(*) Vivencia personal relatada en Hilos Invisibles: http://bib-jasegura.blogspot.com OBRA N° 25
(**)Vivencia relatada en Don Quijote en Acuario: Idem. Obra nº 21
Alto Paraíso de Goias -11 / VII / 1999
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